Tres mitos de la Fórmula 1 y sus coches favoritos
La Fórmula 1 ha sido, desde su creación en 1950, el pináculo de la industria del automóvil. Los coches más rápidos, con las mejoras aerodinámicas más importantes y, ante todo, con vocación de desarrollar avances que se acabarán implantando en los coches de producción en serie.
Hace décadas fueron mejoras como el ABS o las suspensiones activas, y más recientemente la implantación de elementos en fibra de carbono, de cambios de marchas secuenciales mediante levas o de sistemas híbridos de recuperación de energía.
Los constructores participantes en la Fórmula 1 aprovechan esta gran cantidad de recursos invertida en el I+D (Investigación y Desarrollo) para que sus creaciones para el mercado logren convencer a los exigentes clientes. Y en ocasiones especiales cuentan con sus propios pilotos para colaborar en el desarrollo de los automóviles.
A continuación os presentamos tres coches que fueron concebidos con el apoyo de algunos de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1.
Ayrton Senna – Honda NSX
Tal vez el caso más conocido de un piloto de Fórmula 1 involucrado al máximo con un coche de calle sea el de Ayrton Senna con el mítico Honda NSX. Magic Senna llegó a la escudería McLaren en 1988 cuando el equipo británico equipaba motores Honda V6 en sus creaciones, y en su primera temporada se alzaría con el título de campeón mundial de la F1 tras un épico duelo con su compañero de equipo y rival Alain Prost.
Pocos meses después, los responsables del proyecto New Sportscar eXperimental (NSX) solicitaron a Senna que probase el nuevo deportivo que estaban desarrollando en el circuito de Suzuka. El concepto encantó al piloto brasileño: coche ágil con chasis de aluminio, biplaza y motor central. Pero tras una primera prueba, cuando todos creían que el coche era perfecto, el exigente Senna se bajó del NSX con una larga lista de mejoras a realizar si los nipones querían comercializar un verdadero deportivo.
Sus consejos fueron sabiamente revisados y el coche resultante de aquellas mejoras era muy superior al que Senna había probado en su primera prueba. Tanto, que el brasileño no se pudo resistir a dejar para el recuerdo uno de los mejores vídeos existentes sobre un piloto de Fórmula 1 al volante de un coche de calle.
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Michael Schumacher – Enzo Ferrari
Producido entre los años 2002 y 2004, el Enzo Ferrari fue el primer supercoche de Ferrari del nuevo milenio. Su radical concepción se basaba en implantar todo tipo de tecnologías de la F1 en un coche que, con muchos elementos en aluminio y fibra de carbono, apenas superaba los 1200 kgs de peso.
Se fabricaron 399 unidades del Enzo, un coche con un excelso motor V12 de 660 CV y transmisión de F1. Y la marca de Maranello, dominadora absoluta del Gran Circo en aquellos años, contó con la inestimable colaboración de Michael Schumacher en el desarrollo y puesta a punto del vehículo.
El Kaiser, quien iba camino de su insuperable récord de 7 campeonatos mundiales de Fórmula 1, se puso al volante de las versiones de desarrollo del Enzo en el circuito de Fiorano y fue de vital ayuda para hacer de aquel superdeportivo un coche ligero y sin grandes estridencias, con una carrocería estilizada e increíblemente carismática. La marca del Cavallino Rampante le obsequiaría con un Enzo de color rojo y un FXX (versión aún más radical con 860 CV) de color negro.
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Sebastian Vettel – Infiniti Q50 Eau Rouge
Es una opinión generalizada que Sebastian Vettel está llamado a seguir el legado de éxito marcado por el Kaiser. Vettel es ya, con apenas 28 años, tetracampeón del mundo de Fórmula 1 gracias a sus éxitos logrados con Red Bull entre los años 2010 y 2013.
El ahora piloto de la Scuderia aprovechó su paso por la firma de bebidas energéticas para colaborar en el desarrollo de un automóvil muy especial, el Infiniti Q50 Eau Rouge. Infiniti, en aquel momento patrocinador de Red Bull, contó con el piloto alemán para crear una berlina deportiva con nada menos que 560 CV de potencia y 600 Nm de par motor.
Aquel bólido de cuatro plazas equipaba un motor V6 biturbo y contaba con tracción integral, convirtiéndose así en un coche muy especial dentro del segmento de las berlinas más rápidas. Su apellido Eau Rouge era un homenaje a la curva más famosa del mundo, localizada en el circuito belga de Spa-Francorchamps.
La “bestia roja”, como fue apodada, se presentó en el año 2014 atesorando un rendimiento increíble. Lamentablemente su alto coste de producción hizo que no llegase al mercado, pero la marca quiso dedicar al campeón un coche exclusivo y lo hizo con el Infiniti FX Vettel Edition, un SUV muy especial de que se fabricaron 150 unidades.
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