La importancia del seguro de coche a todo riesgo
Uno de los mayores quebraderos de cabeza que deben sufrir los propietarios de vehículos está directamente relacionado con la elección del seguro de coche. Este trámite, del que dependen enormemente el valor del vehículo así como los costes derivados del automóvil, merece siempre una reflexión y una toma de decisiones en base a ciertas variables que repasamos a continuación.
El valor de los seguros de coches
Asegurar el automóvil, además de ser un trámite obligatorio para todo aquel vehículo motorizado que circula por nuestras carreteras, influye en el valor que tendrá el automóvil con el paso de los años.
Así, en función de las coberturas elegidas a la hora de asegurar el coche, el propietario contará con la garantía de que, incluso en el caso de sufrir desperfectos, el vehículo podrá ser reparado, recuperando así sus características de origen y por lo tanto, manteniendo su valor.
El seguro de coche más básico es el llamado “seguro a terceros”, la modalidad que únicamente incluye la responsabilidad civil obligatoria, y opcionalmente otras coberturas como la responsabilidad civil voluntaria o el seguro del conductor. En esencia, esta modalidad cubre los daños producidos a terceros por el vehículo, y es la elección más económica. A un “seguro a terceros” se le pueden añadir coberturas adicionales (lunas, robo, incendio, etc.).
Por su parte, el seguro a todo riesgo es aquel en el que la compañía de seguros se hace cargo de todos los daños provocados por el siniestro del vehículo, tantos aquellos realizados a terceros como los daños propios del coche.
¿Por qué un seguro a todo riesgo mantiene el valor del coche?
Elegir un seguro a todo riesgo es la decisión que ofrece mayor tranquilidad al propietario del automóvil. Tanto si está unido a una franquicia (un precio fijo a pagar en caso de siniestro, con el que se cubren todos los daños) como si es un todo riesgo sin franquicia, esta opción garantiza que incluso en los casos más severos, el propietario podrá recuperar una parte de la inversión que ha realizado en el automóvil.
Así, un “todo riesgo” permite que en caso de siniestro la compañía aseguradora se haga cargo de los costes de reparación, y de la misma manera, si el vehículo ha sufrido graves daños, como un siniestro total, el propietario será indemnizado con el valor de mercado de su automóvil.
El seguro a todo riesgo es especialmente indicado en coches nuevos, algo que queda confirmado con el hecho de que, según datos del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO), “en 2016 se han aumentado en un 29% los seguros a todo riesgo entre los particulares”.
De la mano del aumento de las matriculaciones, los clientes están decidiendo asegurar su vehículo con las mayores garantías, para rebajar el riesgo de que un imprevisto pueda hacer que se pierda la inversión económica realizada.
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