¿Cómo es el coche británico más caro de la historia?
Gran Bretaña siempre ha sido, desde el nacimiento del automóvil de combustión a finales del siglo XIX, una de las grandes potencias mundiales en la fabricación de coches. Desde marcas pioneras como Lanchester Motor Company o Daimler hasta otras más modernas como Lotus, pasando por la hegemonía británica de los años 30 protagonizada por Bentley y Aston Martin, muchos han sido los modelos fabricados en Gran Bretaña que han revolucionado la historia del automóvil.
Y sin duda, una de las auténticas leyendas entre los coches británicos es el Jaguar D-Type. Heredero del eficaz C-Type, este vehículo de competición es ampliamente reconocido como uno de los automóviles más bonitos de la historia gracias a detalles tan icónicos como su aerodinámica aleta trasera o su alargada y fina silueta.
Mecánicamente el coche equipaba un motor de seis cilindros en línea de 3.4 litros de cilindrada, tres carburadores y 250 CV de potencia, generando uno de los sonidos más impresionantes que un aficionado a los vehículos puede disfrutar. Esto, unido a la ligereza del conjunto y a un cambio de marchas manual de 4 velocidades, hizo que el modelo se convirtiese en un ganador insaciable.
Aproximadamente 70 unidades del Jaguar D-Type fueron fabricadas entre 1954 y 1957 y durante tres años consecutivos fue vencedor de las 24 Horas de Le Mans (1955, 1956 y 1957).
Estos días el Jaguar D-Type es noticia porque ha sido el protagonista indiscutible de las subastas realizadas en el marco del Monterey Car Week de California, uno de los eventos de coches clásicos más importantes del mundo. Y allí una unidad con mucho pedigree del D-Type se ha convertido en el coche británico más caro de la historia tras alcanzar un precio de… ¡19.5 millones de euros!
Tenemos que viajar hasta 1955 para descubrir la fascinante historia de esta unidad. Con el chasis número XKD 501 este Jaguar D-Type fue el primero fabricado para ser puesto en pista por un equipo privado, concretamente a manos del reputado Ecurie Ecosse de Escocia, que recibió el vehículo y directamente lo puso en manos del piloto Jimmy Stewart, hermano del campeón del mundo de Fórmula 1 Jackie Stewart.
Aquel año el Jaguar D-Type tomaría un protagonismo involuntario al verse involucrado en Le Mans en uno de los mayores accidentes de la historia del automovilismo. Un D-Type idéntico a nuestro protagonista, con Mike Hawthorn al volante, chocaba con un vehículo más lento y catapultaba un Mercedes-Benz 300 SLR hacia las gradas del trazado, cobrándose más de 80 víctimas mortales. Sería una página que cambiaría para siempre la historia del automovilismo.
Mientras tanto, el Ecuerie Ecosse preparó a consciencia su unidad y salió triunfante en varias pruebas, hasta que llegó su gran momento y con una brillante actuación se hizo con la victoria en las 24 Horas de Le Mans de 1956 con Ninian Sanderson y Ron Flockhart al volante, superando a todos los vehículos oficiales que teóricamente partían con ventaja.
El coche finalizó la carrera marcando una media de velocidad de 165 km/h y alcanzando los 250 km/h en la mítica recta de Mulsanne… ¡nada mal para un coche de hace seis décadas!
Tras esta brillante victoria el coche fue substituido en el equipo por los nuevos D-Type de morro largo y fue relegado a un papel secundario en carreras nacionales, convirtiéndose rápidamente en un coche de museo. Desde 1957 y hasta la actualidad el coche sólo había cambiado dos veces de manos y su estado era perfecto, habiendo sido restaurado por Jaguar para mantener su estado impoluto con el que se alzó con la gran victoria en Le Mans.
Ahora, con la subasta celebrada hace unos días, el coche británico más caro de la historia pasará a formar parte de la colección privada de un comprador sin identificar que podrá exhibir orgulloso el único Jaguar ganador de Le Mans de la época que ha llegado intacto hasta nuestros días. Una auténtica obra de arte sobre ruedas, ¿no os parece?