El pasado 9 de mayo vivimos junto a nuestros clientes una jornada inolvidable, diseñada para transmitir en cada kilómetro recorrido el auténtico ADN de Maserati. La experiencia se inició en nuestro nuevo concesionario Maserati Quadis Gallery, donde los asistentes fueron recibidos con un desayuno de bienvenida mientras atendían al briefing de la jornada que les esperaba.
Con las baterías cargadas de expectativas, dimos paso al auténtico protagonista del día: la caravana de ensueño. En cabeza marchaba un Maserati MC20, la pura expresión de tecnología y potencia italiana, acompañado por un Grecale Trofeo —máxima exponente de dinamismo en un SUV—, dos versátiles Grecale Modena y el majestuoso GranCabrio, símbolo de sofisticación al aire libre. Los motores rugieron en el arranque y, en cuestión de segundos, estábamos ya circulando por la cara norte del Montseny, un escenario natural que, en primavera, despierta un festín de tonos verdes y ocres.
Las primeras curvas, antes de ascender por la carretera del Montseny hacia El Brull, sirvieron para comprobar la agilidad y la precisión de cada modelo: la suspensión adaptativa del MC20, la tracción inteligente del Grecale Trofeo y la suavidad de respuesta del GranCabrio en modo deportivo armonizaban a la perfección con las ondulaciones de la carretera. Cada cambio de marcha y cada frenada se convirtieron en una invitación a conectar de manera visceral con el espíritu Maserati.
La siguiente escala nos llevó a Seva, un pequeño pueblo que nos recibió con su encanto rústico y su aire bucólico. Allí hicimos una parada técnica y de descanso para tomar un café y reponer fuerzas, dónde aprovechamos para intercambiar impresiones junto a los vehículos, comentando sensaciones de conducción, anécdotas y expectativas de futuros modelos. Fue un momento distendido que reforzó el sentido de comunidad entre aficionados a la marca.
Retomamos la ruta rumbo a la comarca de Osona, ya inmersos en un escenario donde la niebla baja daba un aire casi cinematográfico al paisaje. La lluvia ligera, lejos de incomodar, añadió un matiz íntimo y sugerente: el brillo de las gotas sobre la carrocería, el sonido amortiguado del neumático sobre el asfalto húmedo, la estela de vapor detrás de los escapes… Con cada kilómetro, la concentración alcanzó cotas máximas, y el placer de conducir se tornó casi meditativo, una experiencia sensorial total.
El broche de oro lo puso la llegada a Mas de Torrent, un exclusivo hotel con encanto rural ubicado en el corazón del Empordà. Esta antigua masía del siglo XVIII, rodeada de viñedos y campos de cultivo, destaca por su arquitectura tradicional catalana salvaguardada con mimo: muros de piedra, arcos de medio punto y jardines concebidos como oasis de tranquilidad. Allí tuvimos ocasión de degustar un exquisito menú de degustación preparado en exclusiva para nosotros, en el que no faltó la cuidada atención al detalle.
Durante la comida, los asistentes comentaron lo excepcional de la jornada: la perfecta simbiosis entre la excelencia mecánica de nuestros Maserati y la riqueza paisajística de Catalunya, el cuidado en cada detalle organizativo y el ambiente que solo se logra cuando se comparten pasiones. De esta forma, aquel 9 de mayo quedará grabado en nuestra memoria colectiva como una jornada perfecta, donde la adrenalina y la sofisticación se entrelazaron para ofrecernos, a clientes y a nosotros mismos, la auténtica esencia de Maserati.
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