Era el año 1984 cuando Peugeot presentó su primer concept car, uno de los prototipos más originales y perdurables de la década de los 80. Porque aquel prototipo, el Peugeot Quasar, hizo que los jóvenes de la época soñaran con tener un Peugeot.
Para su creación, el Centro de Estilo de Peugeot en La Garenne se inspiró nada menos que en las naves espaciales y la ciencia ficción, toda una tendencia a nivel artístico en aquellos momentos. Además, el Quasar no se limitaba a ser un simple ejercicio de diseño, sino que era un coche funcional que incorporaba la tecnología más avanzada y una configuración mecánica que triunfaría muy pronto en los años más gloriosos del Mundial de Rallyes, de la mano del Peugeot 205 Turbo 16.
Un look futurista para el Peugeot Quasar
Presentado en el Salón del Automóvil de Paris de 1984, el Peugeot Quasar era un coupé biplaza con una espectacular aerodinámica. En la fabricación de su carrocería se emplearon fibra de carbono y Kevlar, unos materiales ultraligeros hasta entonces reservados a la industria aeronáutica.
El look espacial se delataba en el exterior por la cúpula de cristal tintado que envolvía todo el habitáculo, y también en las puertas, con un sistema de apertura vertical que las dejaba perpendiculares al suelo. El interior era todavía más vanguardista: tapizado en azul oscuro y rojo, con un cuadro de instrumentos electrónico y un sistema de cristal líquido que cambiaba de intensidad en función de la iluminación ambiental.
Hace más de 35 años, el Peugeot Quasar se adelantaba a la llegada de los modernos sistemas de infoentretenimiento con una pantalla de vídeo CRT que mostraba mensajes de advertencia, mapas de carretera y ciudad y consultas de teletexto. Era incluso capaz de recibir mensajes de Telex mediante una conexión inalámbrica. Toda una declaración de intenciones de una marca siempre interesada en los avances en materia tecnológica, y cuyo último ejemplo es el Peugeot 208 y su innovador puesto de conducción i-Cockpit 3D.
A nivel mecánico, el prototipo dejaba entrever desde su capó trasero el propulsor de cuatro cilindros y 1.599 centímetros cúbicos, equipado con dos turbos con intercooler y derivado directamente sacado de la competición. La culata era DOHC con cuatro válvulas por cilindro y su potencia aproximada era de 600 CV. Con unas dimensiones de tan solo 4 metros de longitud y peso aproximado de uma tonelada, sus prestaciones eran arrolladoras.
La transmisión era total con diferencial central y reparto fijo 40/60, con control de tracción a través de una caja de cambios manual de cinco relaciones muy cerradas. Por último, la suspensión de doble horquilla del Peugeot Quasar provenía de la Formula 1, con varillas y balancines para garantizar la orientación permanente de las ruedas.
El legado del Peugeot Quasar
El Peugeot Quasar no solo era un prototipo, era una demostración de hasta dónde podrían llegar los modelos de producción del momento, como el Peugeot 205, más allá de las restricciones del mercado.
Aún hoy podemos encontrar en él muchas características reconocibles en modelos de calle de Peugeot. Además, el Quasar sería el primero de una larguísima estirpe de espectaculares prototipos Peugeot que llega hasta nuestros días. Actualmente este modelo se encuentra expuesto en el Musée de l'Aventure de Peugeot en Sochaux (Francia).