A finales de los años 60, la fiebre por los deportivos de alto rendimiento provocó que los principales fabricantes italianos desarrollaran modelos de ambiciosos diseños y gran potencia, es el caso de Lamborghini con el Miura o De Tomaso con el Mangusta. No sería hasta principios de los 70 cuando Maserati se unió a esta tendencia y creó el Bora, un deportivo con motor V8 en posición central-trasera, unas líneas afiladas y un diseño firmado por Giorgetto Giugiaro.
Pero de los poco más de 250 Maserati Bora que fueron fabricados, Giugiaro quiso guardarse una unidad, el chasis nº 81, para poner en práctica todo su ingenio como diseñador y crear un prototipo irrepetible, el Maserati Boomerang.
Con una aerodinámica incomparable gracias a su forma de cuña (“diseñado casi en exclusiva con una regla”, recordaba Giugiaro), el uso extensivo de cristal y un enorme número de detalles futuristas, el Boomerang dejó boquiabiertos a los asistentes al Salón del Automóvil de Ginebra de 1972, donde fue presentada la única unidad fabricada. Sin duda era un coche varias décadas adelantado a su tiempo, no en vano, casi 50 años después de su creación su aspecto permanece moderno y atractivo.
Cada detalle del Boomerang lo convirtió en un icono del diseño automovilístico: su cuadro de instrumentos circular rodeado por un volante sin radios, las grandes puertas con doble partición de cristal, las llantas de extravagante diseño… Aunque posiblemente el rasgo más característico de este prototipo es... ¡que era plenamente operativo!
Equipado con el motor V8 de 4,7 litros del Maserati Bora, el Boomerang tenía su disposición aproximadamente 310 CV y su velocidad máxima rondaba los 300 km/h.
Como curiosidad, el Boomerang pasó gran parte de sus primeros años en España. En 1973 el coche también fue protagonista en el Salón del Automóvil de Barcelona y tras algún tiempo en exposiciones del país, fue comprado por un empresario bilbaíno. De allí viajó más tarde al mediterráneo, donde a mediados y finales de los 70 se dejó ver rodando por la ciudad de Benidorm, conducido por un empresario que no dudaba en salir a circular en él durante las noches de verano.
No sería hasta principios de los 80 cuando el coche abandonó el país para convertirse en un codiciado vehículo de coleccionista.
La última vez que supimos sobre el Maserati Boomerang fue en 2015, cuando la prestigiosa casa de subastas Bonhams le encontró un nuevo dueño por la cifra de 3,3 millones de euros. Apreciado ya como una pieza única y espejo de los anhelos y conocimientos de Giugiaro (el diseñador de vehículos más importante del siglo XX), el Boomerang demuestra que no siempre los prototipos deben ser piezas estáticas y alejadas de la realidad.
Desde el momento de su diseño y hasta la actualidad, multitud de diseñadores han tomado al Boomerang como referente y han basado sus creaciones en detalles o funcionalidades que equipaba el deportivo italiano. Tras descubrirlo, ¿no os parecen ahora más familiares los diseños del Lamborghini Countach, el De Lorean DMC-12 o el Lotus Esprit, por citar solo tres ejemplos?
Imágenes e información: bonhams.com, petrolicious.com, coches.com, revistacar.es.